Las fachadas ventiladas cada vez son más populares en la construcción moderna debido a su eficiencia energética y su estética innovadora. Pero, ¿cómo funcionan y cuáles son sus principios básicos?
Una fachada ventilada consiste en un revestimiento exterior de un edificio que se separa de la pared principal creando un espacio de ventilación entre ambos. Este sistema permite la circulación del aire entre la fachada y la pared, lo que ayuda a controlar la humedad, mejorar la eficiencia térmica y proteger la estructura del edificio.
Los principios básicos de una fachada ventilada son los siguientes:
1. Aislamiento térmico: La separación entre la fachada y la pared principal, junto con la cámara de ventilación, crea un efecto de aislamiento que ayuda a mantener la temperatura interior del edificio constante, reduciendo así la necesidad de calefacción o refrigeración.
2. Control de humedad: La circulación del aire en la cámara de ventilación permite que la humedad se evapore y se disipe, evitando así la acumulación de condensación en las paredes y reduciendo el riesgo de deterioro estructural por humedad.
3. Protección contra agentes externos: La fachada ventilada actúa como una barrera adicional que protege la estructura del edificio de la lluvia, el viento y otros agentes externos, al tiempo que permite la liberación de humedad acumulada en la pared principal.
4. Mejora estética: Además de ofrecer ventajas funcionales, las fachadas ventiladas también añaden un elemento estético moderno y atractivo a la arquitectura de un edificio, ya que permiten una mayor variedad de diseños y materiales de revestimiento.
En resumen, las fachadas ventiladas son una opción cada vez más popular en la construcción contemporánea debido a su eficiencia energética, su capacidad para controlar la humedad, proteger la estructura del edificio y mejorar su estética. Si estás pensando en construir o reformar un edificio, considera la posibilidad de incorporar una fachada ventilada para disfrutar de todos sus beneficios.
